Aragon y Barthes (Teórico 07/04)

 Ambos textos expresan lo que para los autores significa escribir y a que lugar se transportan cuando lo hacen. 

En el caso de Aragon, recuerda su niñez, su primera experiencia con la escritura. Me hizo pensar en como sin darnos cuenta, como dijo una compañera, damos rienda suelta a nuestros pensamientos, emociones, a aquellas palabras inconexas que viven en nuestra mente y salen como torrentes formando garabatos, siendo "secretos" a simple vista. Para aquel pequeño Aragon, que trazaba lineas en cualquier superficie que encontrara, ese acto era una forma de comunicación consigo mismo, él escribía para que tan sólo aquel amigo que se reflejaba en el espejo pudiera entenderla. Y me hizo, a su vez, volver a maravillarme con lo hermoso del lenguaje, con la magia de la interpretación, porque en el texto Aragon nos deja ver como aquellos garabatos tomaban un sentido diferente dependiendo de quién los viera; para sus tías eran simples rayones, para él eran parte de una conversación secreta, y para su tío eran el arte de escribir. 


Y hablando de arte...Barthes establece una relación entre escritura, arte y goce. La escritura como un todo relacionado, no tan sólo a partes especificas, sino a nuestro cuerpo entero. Nos invita a ser consientes de nosotros mismos al momento de escribir, de la danza que se esta llevando a cabo y a percibir como nuestra muñeca marca el ritmo.  Nos invita a gozar de esa "expiación" que se produce al escribir, de la liberación de nuestra mente y cuerpo. Aprovechar del arte porque somos privilegiados de poder hacerlo, tenemos en nuestras manos el poder de comunicarnos y expresarnos con otros mediante la escritura y debemos disfrutarlo.

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